miércoles, 28 de septiembre de 2011




Y ahora ya no puedo prestarte mi abrigo ni quitarte la ropa, ni sudar contigo, ni perder la calma, ni decirte las cosas que nunca te he dicho. Y ahora ya no puedo prestarte mis alas, ni subirme la falda ni cogerte con vicio... Ahora da lo mismo reírse de todo que llorar por nada.

                                       


No hay comentarios:

Publicar un comentario