sábado, 27 de agosto de 2011

Después de todo, los ordenadores se rompen y las relaciones se terminan. Lo mejor que podemos hacer es reiniciar y respirar. Tanto caminos, tantos desvíos, tantas opciones, tantos errores...
Bienvenida a la era de la pérdida de la inocencia. Nadie desayuna con diamantes y nadie vive romances inolvidables. Nadie tiene asuntos que recordar. En lugar de eso se desayuna a las siete de la mañana, y se intentan olvidar dichos asuntos lo antes posible.